Ya habíamos hablado en entradas anteriores sobre las tres capas principales de la piel, sin embargo, como sabemos que mencionarlas no es suficiente, vamos a conocer cada una de ellas más a profundidad -literalmente-.
Empezaremos con la más superficial, la que podemos ver y sentir, la epidermis. Esta capa de la piel está conformada principalmente por 4 tipos de células.
- Queratinocitos: Dan estructura a la piel y nos protegen del calor, las toxinas y las amenazas externas. Conforman alrededor del 80 – 90% de la epidermis.
- Melanocitos: Son los encargados de producir la melanina, que da pigmento a nuestra piel y nos protege del sol absorbiendo los rayos UV (es por esto que cuando nos exponemos al sol, nuestra pigmentación aumenta).
- Células de Langerhans: Son las encargadas de proteger nuestra piel de infecciones y hacen la función de sistema inmune en la primera defensa del cuerpo.
- Células de Merkel: Son la conexión con nuestro sistema nervioso y se encargan del sentido del tacto, enviando todos los estímulos nerviosos que recibimos a través de la piel.
Todas estas células viven en 5 subcapas que conforman la epidermis.
El proceso comienza en la capa más profunda -capa basal- que es donde nacen las células, de allí comienzan un viaje hasta la capa más superior de la epidermis, llamada estrato córneo, donde se acumulan aproximadamente 20 capas de células muertas de las cuales, descamamos aproximadamente de 30.000 a 40.000 cada día.
El proceso desde que la célula nace en la capa basal hasta que llega al estrato corneo y descama, se tarda aproximadamente 28 días en una piel adulta y sana, sin embargo, a medida que vamos envejeciendo el proceso comienza a ralentizarse, llegando incluso a tardar 60 días, y es por eso que a medida que pasan los años, la piel pierde luminosidad e incluso le cuesta más sanar heridas y cicatrizar correctamente.
El estrato corneo, que es el más superficial de todos y con el que tenemos contacto diario, está conformado en su mayoría por los queratinocitos. Estos son los “ladrillos” de la piel que se complementan con las ceramidas que son el “cemento”. Las ceramidas son principalmente una barrera de esteres lipídicos (grasa) que le dan a nuestra piel gran parte de su capacidad impermeable; y ya que el agua no puede atravesar esta barrera, cumplen una doble función de mantener la hidratación adentro e inhibir que entre agua o bacterias nocivas desde afuera.
Sin embargo, este mecanismo de sellado no es absolutamente hermético y hay principalmente tres formas de sobrepasar esta barrera, aunque de eso ya hablaremos en una próxima entrada.
¡Nos vemos muy pronto!