La hipodermis es la última y más gruesa capa de nuestra piel, y si bien no es visible, tiene muchas funciones vitales.
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Esta capa de nuestra piel está encargada del aislamiento térmico de nuestros órganos, y además es la conexión esencial entre la dermis, los músculos y los huesos. Produce el sudor para regular nuestra temperatura corporal y nos amortigua de golpes.
También, tiene una importante función de almacenar energía por medio de la producción de adipocitos (solo pasa dos veces en la vida, cuando nos están gestando y en la adolescencia).
Su grosor es diferente en todo el cuerpo dependiendo de tus hormonas y tu genética. Si tienes más testosterona en tu cuerpo, tu hipodermis es más gruesa en tu abdomen, brazos, espalda baja y hombros; y si tienes más estrógeno, en tu trasero, caderas y muslos.
Aunque esta capa de nuestra piel no es visible, puede afectar dramáticamente su apariencia externa. ¿Por qué? Pues con el envejecimiento, el volumen de grasa facial disminuye y hay menos tejido de soporte para mantener el tono y la elasticidad normal de la piel.
Si bien esto es un proceso natural e inevitable, se puede retrasar apoyando a la piel con ácidos grasos esenciales como Omega 3 y 6 no solo en tu dieta, sino también tópicos a través de aceites faciales vírgenes prensados en frío como Aurora o Borneo.
¡Nos vemos muy pronto!